- La fortuna de los multimillonarios del G20 aumenta en 2.2 billones de dólares en solo un año, más que suficiente para sacar a todas las personas que viven debajo de la línea de la pobreza.
La cantidad de riqueza que los propios multimillonarios del G20 generaron solo el año pasado (2.2 billones de dólares), habría sido más que suficiente para sacar de la pobreza a 3,800 millones de personas, dice Oxfam.
Los multimillonarios en los países del G20 vieron crecer su riqueza un 16.5% en apenas un año, pasando de 13.4 billones de dólares a 15.6 billones. El costo anual para sacar de la pobreza a las 3.8 mil millones de personas que actualmente viven por debajo de la línea de pobreza es de 1.65 billones de dólares.
Oxfam revela estas nuevas cifras antes de la Cumbre del G20 en Johannesburgo (22–23 de noviembre), donde la presidencia sudafricana ha hecho de la lucha contra la desigualdad un tema central.
Sudáfrica ha encargado el primer análisis de desigualdad del G20 para asesorar a los líderes. El “Comité Extraordinario del G20 de Expertos Independientes sobre la Desigualdad Global”, liderado por el profesor Joseph Stiglitz, identifica una “emergencia de desigualdad”.
El comité señala que, desde el año 2000, el 1% más rico ha capturado 41 centavos de cada nuevo dólar creado por la economía global, mientras que la mitad más pobre de la humanidad obtuvo solo un centavo por dólar.
El comité apunta a los múltiples daños que esta alta desigualdad provoca en la humanidad y el planeta: genera enormes dificultades económicas para la mayoría, alimenta la polarización política y erosiona las democracias.
Oxfam celebra la recomendación del comité de crear un nuevo Panel Internacional sobre Desigualdad, que desempeñaría un papel similar al del IPCC en la crisis climática. Este panel aportaría el mismo rigor científico y propósito para impulsar acciones urgentes para abordar esta gran brecha.
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, ha expresado su apoyo a dicho panel. Sudáfrica hace un llamado a las demás naciones del G20 a respaldar el informe Stiglitz y sus recomendaciones.
Oxfam califica los 15.6 billones de dólares que están sobre la mesa de los líderes del G20, la enorme cantidad de riqueza que poseen los multimillonarios del G20, como un “secreto a voces” que debe ser gravado de manera justa para ayudar a acabar con la pobreza y enfrentar la crisis climática.
“La desigualdad es una decisión política deliberada. A pesar de la riqueza récord en la cima, la riqueza pública se estanca, incluso disminuye, y el sobreendeudamiento crece”, dijo Amitabh Behar, director ejecutivo de Oxfam Internacional.
“La desigualdad arrebata oportunidades de vida y derechos a la mayoría, generando pobreza, hambre, resentimiento, desconfianza e inestabilidad. Si el G20 sudafricano establece un nuevo Panel Internacional sobre Desigualdad, será un paso enorme para atender esta emergencia. Instamos a todas las naciones del G20 y a otras a respaldar a Sudáfrica y hacerlo realidad”, añadió.
La Cumbre del G20 llega en un momento de gran agitación geopolítica. Aunque Estados Unidos está notablemente ausente de las reuniones, su gobierno ha impulsado políticas destructivas —desde aranceles imprudentes hasta recortes regresivos de impuestos y reducción de ayuda vital— que agravan la desigualdad tanto dentro como fuera del país. Otros países del G20 tienen una oportunidad real de asumir compromisos duraderos en la dirección opuesta: reducir la desigualdad, eligiendo reglas internacionales y cooperación que sirvan a las personas comunes por encima de los oligarcas globales.
Desde el inicio de la nueva administración Trump, Estados Unidos se ha retirado de la cooperación fiscal internacional y ha presionado a países para abandonar reformas tributarias necesarias. Esto incluye presionar a las naciones del G7 para respaldar un acuerdo que eximiría a las empresas multinacionales estadounidenses del impuesto mínimo corporativo global. Oxfam señala que esta carrera hacia el fondo es una elección que los países pueden y deben rechazar.
Oxfam llama a los líderes del G20 a renovar su compromiso con una agenda global de tributación efectiva de los súper ricos, acordada en el G20 de Brasil el año pasado, y traducirla en acciones. Solo ocho centavos de cada dólar recaudado en los países del G20 proviene actualmente de impuestos sobre la riqueza.
Oxfam también pide a los países del G20 que actúen con urgencia frente a la crisis de deuda. Más de la mitad de los países de bajos ingresos están en situación de sobreendeudamiento o en alto riesgo, según el FMI. Esto les impide financiar escuelas, hospitales e infraestructura, profundizando la desigualdad. 3.4 mil millones de personas viven en países que gastan más en el pago de intereses que en educación o salud.
“Estos países quizá no hayan incumplido su deuda, pero están incumpliendo con el desarrollo”, dijo Behar. “Un mundo que no puede ayudar a los países a invertir en salud, educación y sostenibilidad no puede esperar estabilidad, prosperidad ni avances climáticos”.
El plan del G20 para ayudar a los países endeudados ha fracasado. Su promesa inicial de apoyar la reestructuración de deuda ha sido demasiado lenta y tardía. Como resultado, solo 4 de 69 países elegibles han aplicado al esquema, señala Oxfam.
Estos países están atrapados en un círculo vicioso. A medida que los prestamistas privados retiran su capital por el creciente riesgo de impago, los gobiernos se ven obligados a endeudarse con organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial, cuyos préstamos suelen venir con condiciones más estrictas, como ausencia de alivio de deuda y presión para recortar el gasto público.
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